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Atrapados en la Guerra Comercial

El Reto de la Economía Mexicana es Mejorar la Productividad

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Durante los últimos 10 años, la Productividad de la mano de obra en México ha retrocedido, colocando al País en los menores niveles reportados por la OCDE

17 nov 2023

A mediados de 2019, el Gobierno de Estados Unidos amenazaba al de México con cambiar de manera drástica aranceles si no se cumplían ciertos requerimientos referentes a un tema de migración. La administración Trump había irrumpido en la escena internacional trastocando el orden de la política exterior y económica de EU con socios y extraños. En el caso específico de China, se endurecieron restricciones a la inversión y al comercio, y se escalaron las diferencias diplomáticas. La tensión continuó aumentando y, de acuerdo con analistas de geopolítica y algunos Think-Tanks, la situación orilló a ambas naciones a endurecer aún más sus posturas. De continuar esa tendencia -estimaban los especialistas- el margen de maniobra sería tan estrecho que aumentaría la posibilidad de un choque más duro, indeseado y de importantes consecuencias para la economía mundial y el estatus geopolítico.

 

Un Intermedio para relajar la situación

En noviembre de 2022, en el marco del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), por una parte, EU y China, y por otra Australia y China, tuvieron conferencias unilaterales en las que acordaron una desescalada de las tensiones y buscar cómo mejorar las condiciones para la cooperación. Recientemente, un año después, durante la siguiente reunión del foro EU y China continuaron las conversaciones y, aunque aún falta mucho por trabajar, reportaron un significativo avance en el mejoramiento de las relaciones.

Esto puede señalar un cierto relajamiento no solo de las tensiones, sino también de las sanciones económicas que Estados Unidos está aplicando contra China, aunque el conflicto entre ambos aún es muy relevante, y continuará impulsando la tendencia de nearshoring y sus inversiones en América Latina; y en especial, México. La situación puede complicarse nuevamente, sobre todo si regresa Trump a la presidencia de EU, con el riesgo de que revierta todo lo que se ha avanzado por parte de la administración Biden. Si así sucede, las acciones diplomáticas de EU de los últimos 2 años (cuando menos) sólo habrían sido un intermedio, para luego retomar impulso en la ruta de colisión.

 

Productividad a la baja

Por lo pronto, para las empresas mexicanas, en el corto y mediano plazo, parece que esta situación sigue siendo de oportunidades, toda vez que la demanda del mercado norteamericano se ha mantenido fuerte y que las inversiones extranjeras seguirían fluyendo a México (aunque a menor ritmo), incentivando el mercado interno. Pero esas oportunidades no llegan sin retos asociados. Entre ellos, se encuentra el encarecimiento de las remuneraciones al personal, impulsado en buena medida por un aumento en la demanda para contratación de mano de obra. De acuerdo con la información de INEGI (Comunicado de Prensa de 8 de septiembre, 2023), la productividad de la mano de obra en México mejoró en el último año (corto plazo), pero los 10 años previos fueron prácticamente de retroceso (en ese período, la productividad de toda la economía se redujo alrededor de un 6%); en lo que respecta al costo de la mano de obra, en los últimos 10 años el Índice de Costo Unitario de Mano de Obra para todos los sectores de la economía mexicana en su conjunto, ha mantenido una tendencia creciente. Se pueden observar en los últimos 4 años patrones de variaciones muy importantes y diferentes para cada sector de la economía (Manufactura, Construcción, Comercio, etc.). Sería de esperar que esto indique la diferente respuesta de cada uno a la situación actual (nearshoring + Peso fuerte + Demanda fuerte en EU). Además, información de INEGI muestra que, comparativamente contra EU, Canadá, Japón y Korea, la mejora porcentual de la productividad del sector Manufactura de México los superó a todos. Esto es buena noticia, pero no hay que perder de vista que el sector Manufactura representa alrededor del 18% del PIB nacional, y que cuando comparamos el PIB total por hora trabajada, México está alrededor de 19 dólares en 2022 (toda la economía), mientras que EU casi en 74 dólares y Canadá en un poco más de 53. Comparando directamente la productividad entre los socios del T-MEC, en 2018 México requería 3.5 personas para producir lo mismo que una persona en EU, y en 2022 requiere casi 4. Si se compara contra Canadá, en 2018 México requería 2.6 personas para producir lo mismo que una persona en Canadá, y en 2022 se requieren 2.83 personas. Pero esta situación va más allá del T-MEC. De acuerdo con información de la OCDE, México se encuentra en los rangos más bajos de productividad, comparado contra el resto de los países analizados. La productividad de la mano de obra es uno de los factores clave para el margen de ganancia de las compañías, y la información anterior indica que, en general, el país se está rezagando a nivel global. Desde este punto de vista, cualquier iniciativa que reduzca la flexibilidad para aprovechar la mano de obra puede parecer, cuando menos, amenazante. El riesgo principal para las empresas mexicanas es que se relocalicen competidores extranjeros más productivos en México que, aprovechando las ventajas de la región, logren una competitividad inalcanzable.

 

Tecnología para la productividad

La productividad está fuertemente influida por la tecnología, y ante cualquier oportunidad de automatizar una actividad u operación, usualmente la decisión estriba en el costo de la actividad ejecutada por un humano contra el costo de esa misma actividad ejecutada de manera automática (mecanismo o robot). Una característica importante a tomar en cuenta es que la automatización, en la actualidad, ha reducido su costo significativamente para los niveles más básicos, los cuales en muchas ocasiones pueden ser suficientes para incrementar la productividad de manera significativa, con una inversión comparativamente baja. Las estrategias deberían considerar desde la automatización simple de procesos hasta la digitalización.  Para la primera, muchas empresas requerirán desarrollar áreas y personal técnico enfocado a la detección de oportunidades simples que generen mejoras significativas en velocidad y costo. Lo importante será que se utilice un enfoque práctico y se definan los criterios correctos para priorizar las oportunidades más convenientes; para la digitalización, requerirán explorar no sólo las actividades repetitivas de la gestión, sino las actividades necesarias que no generan valor al negocio, y adaptar soluciones de bajo costo. Unas cuantas mejoras en estos puntos pueden lograr grandes ventajas para la productividad del negocio.

 

Gestión para la Productividad

Muchas compañías diseñan sus sistemas de gestión privilegiando la generación de la información que se requiere reportar al equipo gerencial, y dejan las decisiones del día a día de asignación de recursos (tiempo, personal, etc.) a quienes ejecutan los procesos.  Esto tiene mucho sentido: el personal que ejecuta el proceso debe poder ajustar esta asignación con base en la mejor combinación para lograr los resultados (entregables de producto y servicio, de manera oportuna y al mejor costo). Pero es muy común en las compañías que, por la velocidad y dinamismo de la operación, estos responsables en ocasiones no pueden evitar pasar por alto los impulsores de la productividad y la eficiencia, logrando cumplir con los entregables a tiempo, pero no con el mejor costo.

Las empresas usualmente incorporan áreas de Mejora Continua y Excelencia Operacional, enfocadas a dar apoyo a los responsables de procesos y operaciones para observar y controlar la productividad y la eficiencia. Sin embargo, ante las disminuciones de margen por cambios en el mercado, es común que las empresas recorten gastos sacrificando funciones de apoyo para lograr cumplir con el presupuesto del período, poniendo en riesgo el sostenimiento de la productividad y el costo de la mano de obra.

En estos casos, asegurar que los responsables de las decisiones consideren lo necesario para garantizar la operación de acuerdo con los principios de reducción de desperdicios -como por ejemplo, los esquemas Lean- son clave para asegurar la tendencia de largo plazo de la productividad y eficiencia del negocio. Para que esto pueda suceder consistentemente, es necesario definir un sistema de gestión que dé seguimiento al apego de los conceptos y principios de eliminación de actividades y tareas que no agregan valor al negocio, el cual debe incorporar los indicadores adecuados para detectar las oportunidades y los ajustes que se deben realizar. Sin un sistema de gestión de esta naturaleza el logro de los objetivos de productividad queda más bien sujeto al azar y a la buena voluntad de los gerentes.

 

Ejecución para la Productividad

El personal gerencial no es el único que requiere contar con conocimiento de los conceptos y fundamentos de la eliminación de desperdicios en el negocio; también lo requieren los supervisores y líderes de ejecución de los procesos. En ocasiones se toman las decisiones de programación y asignación de recursos apegadas a los lineamientos de una operación con mínimos desperdicios, sin embargo, en la ejecución del proceso pueden aparecer desordenadores que provocan que estos lineamientos no se puedan cumplir. Ahora se requeriría asegurar que el personal que ejecuta las actividades evite desperdicios. Para que esto suceda, no es suficiente que entiendan los conceptos y los lineamientos, sino que se cuente con los elementos para que se puedan llevar a cabo. Esto implica un plan táctico que determine qué y cómo realizar las actividades.

 

La filosofía Lean, desde la publicación del libro The Machine That Changed the World, por James Womack, ha sido por décadas el referente principal de un modelo de ejecución para minimizar desperdicio de recursos, y se aplica por igual a procesos de diferentes industrias, desde la manufactura hasta el diseño de productos, pasando por procesos comerciales, de construcción, servicios financieros y servicios de salud. Al margen de las políticas de gobierno, cada empresa debe continuar la búsqueda de su propio camino para implementar un modelo equivalente, que continuamente reduzca desperdicios y así asegurar mejorar su productividad en el largo plazo. Esta es la misión de las áreas de apoyo para la mejora continua. Omitir esto no solo puede provocar desperdiciar las oportunidades por la cercanía con el mercado norteamericano, sino que puede llegar a amenazar la permanencia misma de la empresa. ■

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